María se casa en breve y después de la boda, ella y su futuro marido se van a pegar un viaje de ¡hor dago!.
La ruta 66 les espera, y siguiendo esa línea, los novios han querido diseñar su invitación de boda.
La verdad es, que mirando y mirando fotos de la ruta 66, a parte de ponérseme los dientes largos (algún día lo haremos toda la familia) veía paisajes super ajados, secos, amarillentos, sucios, abandonados... fotogramas que todos hemos visto en películas; fotos de la "América Profunda".
Entonces, se me ocurrió hacer de la invitación una postal. Cómo si un invitado recibiera una carta a la antigua usanza con la noticia y la información de toda la boda.
He conseguido darle el aire viejuno que buscaba (paso de usar la palabra "vintage" que aburre un rato). Ese aire de lo desgastado, usado, trillado...
Los novios han quedado satisfechos.
Y a vosotros...¿Qué os parece?